Escribir porcentajes como fracciones y decimales es crucial para simplificar cálculos y facilitar la comprensión de datos. Las fracciones permiten ver la relación entre partes y el todo de manera clara, mientras que los decimales simplifican operaciones matemáticas y permiten una representación precisa en contextos financieros y científicos. Ambos formatos ayudan a interpretar y comparar porcentajes de forma efectiva, haciendo que la información sea más accesible y aplicable en diversas situaciones.