La noche antes del día en que di mi primera clase, me dormí con el gran temor de que iba a llegar al salón de clase, mis estudiantes iban a estar hablando y yo no iba a lograr que hicieran silencio. Años después cuando me mudé a los Estados Unidos y fui contratada para enseñar en quinto grado sabiendo que algunos de los estudiantes serían más altos que yo, volví a tener el mismo temor.

Sé que no soy la única que ha pensado esto la noche antes de su primera clase. Y desafortunadamente también sé que muchos docentes aún después de muchos años de experiencia, se quejan porque constantemente tienen que levantar la voz en el aula de clase en alguna de estas situaciones:

Gracias a mis años de experiencia y a todo lo que he podido aprender de muchos de mis compañeros, quiero presentarte algunas estrategias para no alzar la voz en clase.

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